Una inesperada mudanza a Tokyo by Monica Tomaino

autor:Monica Tomaino
La lengua: spa
Format: epub
editor: Babelcube Inc.
publicado: 2022-10-06T00:00:00+00:00

XIV

El olor del café le hizo creer que no había salido aún del mundo de los sueños y que la nostalgia de casa le estaría jugando una mala pasada. En cambio, cuando fue a la cocina, se encontró a la madre de Makoto y la mesa puesta para tres personas. Le dio los buenos días y la señora Uramae le dijo que había preparado un bizcocho típico japonés. Elisa vio que, para preparar el café, había usado una especie de jarra transparente con un filtro. Siempre se había preguntado para qué serviría y finalmente el misterio se había desvelado. Se alegró de desayunar en casa por primera vez. Se vistió a toda prisa para sentarse a la mesa con aquella perfecta ama de casa. La señora Uramae le explicó, hablando lentamente en japonés para hacerse entender, que el bizcocho en cuestión, llamado Katsutera, era un tierno dulce de sabor sencillo y único al mismo tiempo. Elisa no dejaba de darle las gracias y, tras los cumplidos, la conversación se desvió hacia ella. La mujer le preguntó por Italia, por su familia, por cómo había llegado a Tokio ella sola... Ni siquiera se habrían percatado de la llegada de Makoto si este no les hubiera dado los buenos días, rompiendo aquella especie de idilio matutino. Al final, llegó la pregunta que estaba esperando oír:

—Cuando termine tu estancia de trabajo, ¿volverás a casa?

—Claro, mi familia me está esperando y aquí no tengo nada que me ate.

—Entiendo —dijo ella, mientras se llevaba la taza de café a la boca y observaba la reacción de su hijo, que, como siempre, parecía apático y desinteresado.

Después del desayuno, por primera vez y sin darse cuenta, los dos convivientes salieron juntos y se dirigieron a la oficina, como si fuese su costumbre habitual.

—Me alegro de que mi madre y tú hayáis alcanzado un punto de encuentro.

—No está tan mal como creía. Sí que es muy severa, pero cocina como los dioses.

—¡Eres una glotona! Solo piensas en la comida.

—¿No puedo estar contenta mientras se vaya a quedar con nosotros? Me pregunto qué preparará esta noche...

—¡Eres increíble! —la acusó, poniéndose una mano en la frente y negando con la cabeza.

Al entrar en la oficina se encontraron con una Kasumi radiante. Intercambiaron una mirada de complicidad y, en cuanto cruzaron la puerta de su despacho, vieron a Matteo con una expresión en el rostro que parecía la de alguien que se las sabe todas. Comprendió entonces que la flecha de Cupido había dado en el blanco.

El trabajo fue moderado respecto al volumen de los días anteriores, así que terminó en hora y se fue enseguida a casa. La madre de Makoto estaba cocinando y ella se acercó para preguntarle si podía ayudarla o al menos quedarse allí a mirar por si podía aprender algo. Conmovida por el interés de la joven, la mujer le enseñó cómo cocinar la tamagoyaki, una especie de tortilla francesa enrollada que se prepara con huevo batido al que se añade una cucharada de otro ingrediente líquido.

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